Creo que hoy alcancé un nuevo límite para lo que es estar “colgado”. Estuve autista enfrente de este bendito aparato por más de 4 horas, mis ojos se convirtieron en pescado fuera del agua. No distingo del momento en el que era al que es. En poco me voy a rendir al sueño, para despertar y no saber por qué. Para saber si quiero despertar, quizás. Para esperar un mejor sueño. Para visar mejores horas, mas horas. Para no sentir más culpa cuando despierte. Que sea un día hermoso. Bah, no importa. También puede ser lluvioso, feo. Lo disfruto de todas maneras. Pego mi cara al vidrio, sí, se ensucia. Pero no lo puedo evitar. Tanto como cuando se acercan los rayos. Qué hermoso espectáculo. Aunque parezca no tener nada de lindo. Las momentáneas de luz, impresionantes y amenazantes a la vez. Yo sólo sigo sentado. Y ahora, al fin, voy a dormir. Tuve, tengo. Soy insomnio. No duermo nada. Reviento la cama cada vez que llego. Quizá debería ir más a menudo. Romper el colchón, romper con todo. En fin, espero verlos mañana.
p.d: Para mi estimadisimo lector “estavezlospiolasnozafan”, me explicaron que eso del “sexo de los ángeles” es un pequeñísimo (o no tanto) interdicto popperiano. Me inclino ante tu sabiduría. Lástima que no seas más alto, che. (A propósito, gracias Hernán por haberme aclarado)
