0. Si en algún momento pensé que las cosas iban a cambiar, disculpame, chau. Todo sigue siendo lo mismo y todo no puede seguir siendo lo mismo. Menudo engaño propiciás cada vez que te veo, dos abrazos y todo tiene que estar bien. Lo siento pero las cosas no son así. Acaso no te das cuenta que te amo (te mo, escritura original - ¿te amo, temo?¿doble interpretación?) demasiado y duele (dulele, escritura original) ver semejante material escaso.
Y justo cuando creí que las cosas habrían cambiado, menuda sorpresa. Yo no tengo miedo a que las cosas ocurran, yo no las esquivo. No busco distracciones y las confronto, furiosas cada mañana ante el albor de un día nuevo que mira a cara de perro. No estoy sobrio, estoy envenenado. Los dardos pegaron duro en el fondo de mí, simplemente por que no me atrevo a decir que tengo que poseer un corazón. Sorpresas… te da el momento. Y ese fue el chau.
Ahora tenés la libertad de ir adonde quieras. Pero no conmigo.
Que tengas un buen viaje. Por que por más que me des cinco mil abrazos y cincuenta besos en la mejilla, sabés que no vale dos besos en los labios, y no consuela como cien de ellos al fin del día. Y ahora jamás pisamos el territorio del otro, simplemente demasiado peligroso. Chau chau. Qué poca prudencia la mía, que vómito de la persona, qué expulsión brutal. Y ahora salen lágrimas de mis ojos de aquellas partes que se distancian por que la borrachera se adueña de ellas. Por que muero quince segundos más por cada suspiro que considera el suicidio. Que me fui de este trayecto hace mucho tiempo. Y que se que no vas a extrañar nada por que corrés en auxilio de las personas equivocadas, incluso si lo supieses confiarías en juegos amistados y traiciones cuasi-teatrales consideradas en pasiones e elementos irrelevantes. Te gusta todo eso, ¿no?
Y justo cuando creí que las cosas habrían cambiado, menuda sorpresa. Yo no tengo miedo a que las cosas ocurran, yo no las esquivo. No busco distracciones y las confronto, furiosas cada mañana ante el albor de un día nuevo que mira a cara de perro. No estoy sobrio, estoy envenenado. Los dardos pegaron duro en el fondo de mí, simplemente por que no me atrevo a decir que tengo que poseer un corazón. Sorpresas… te da el momento. Y ese fue el chau.
Ahora tenés la libertad de ir adonde quieras. Pero no conmigo.
Que tengas un buen viaje. Por que por más que me des cinco mil abrazos y cincuenta besos en la mejilla, sabés que no vale dos besos en los labios, y no consuela como cien de ellos al fin del día. Y ahora jamás pisamos el territorio del otro, simplemente demasiado peligroso. Chau chau. Qué poca prudencia la mía, que vómito de la persona, qué expulsión brutal. Y ahora salen lágrimas de mis ojos de aquellas partes que se distancian por que la borrachera se adueña de ellas. Por que muero quince segundos más por cada suspiro que considera el suicidio. Que me fui de este trayecto hace mucho tiempo. Y que se que no vas a extrañar nada por que corrés en auxilio de las personas equivocadas, incluso si lo supieses confiarías en juegos amistados y traiciones cuasi-teatrales consideradas en pasiones e elementos irrelevantes. Te gusta todo eso, ¿no?
Advertencia: todo esto fue escrito bajo el influjo del alcohol. El escritor no se hace responsable ya que a la hora de escribirlo ni siquiera podía fijar la vista en las teclas del keyboard. Esto fue cien por ciento producto del inconsciente. Desde ya, muchas gracias.