Así es. Despertarse a las 9 de la mañana un domingo es algo ensobriador y excelente si uno quiere comenzar a considerarse adulto. La gran pregunta es: ¿qué carajos hago, ya? Revisé el auto, está la gotera todavía, a lo mejor después cuando me den las ganas lo limpio y veo si pierde por el lado del radiador.
Pero terriblemente aburrido si uno no está listo para trabajar en el jardín, tomar mates mirando la gente pasar, mirar por la tele las misas de Benedicto XVI o caminar con un bastón en la mano y la mirada perdida.
Mis viejos estarían orgullosos hoy. Y justo cuando cumplo sus deseos desde hace años, de que me despierte temprano, uno está muerto y la otra está en las playas de brazil.
Ésta va a dedicada a mi señor padre: vos que odiabas la internet, y yo que hoy trabajo en publicidad en internet, tengo dos pcs en casa y ahora va a llegar una powerbook. Jaja, cómo me hubieses puteado. Para vos, viejo.
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