Published on Sunday, November 12th, 2006 at 1:58 pm

Asegurate un modo más cómodo de vivir, le dije a mi dulce Narcisa así como miraba al espejo de reojo, simulando no ser coqueta y con toda la vanidad y el empeño del ser natural que tiene en el cerebro pero no en el corazón.

Las comodidades del cariño me matan. Si te quiero, te quiero. Sino (te) reviento.

Y recordé todo lo que dijiste acerca del impulso animal que mueve a la mujer. Que, ciertamente, no es el mismo impulso animal que mueve al hombre. Marte y Venus, ¿no?
Tu corazón está más cerca de Plutón. Ojalá pudiese acercarlo más al Sol.
Tu cerebro te aleja cada vez más.
Tus sentimientos te disocian.
Tus pies piden marcha y después ruegan que te detengas.

Y en todo ese durante nuestros tiempos se mezclan. Y quizás ayer fuiste vos, hoy fui yo.
En todo el durante se olía algo fantástico que con el paso de las horas olía horrendo.

En todo el momento no habló, a lo mejor por que mis palabras eran superficiales o era que el amor había ido a otra parte y la situación no era propicia para que ahondara en esos aspectos. Te huelo el perfume, pensé, y Narcisita, ahí con su morochez, parada en la cocina, sirviendo otro café. Primer movimiento que había ocurrido y yo no lo había notado.

Este no es modo de vivir, mencioné, y atinó solo a mirarme con ojos atiborrados del odio y el cansancio. Mi poca soberbia había sido suficiente para liquidar los restos de la estima con desprecio. Sus ojos negros me miraron de vuelta ya sabiendo que debía irme a otra parte. Era lejos, y quedé de manos vacías. Contando las monedas en el bolsillo, me fui sin mover un dedo sólo para subirme a las líneas de su miseria, sintiendo el vacío, el dolor y la indiferencia de todas mis palabras. A lo mejor no me compenetré bien al darle consejo sin escucharla.

Siempre estuvo llena de amor, siempre fue especial. Siempre hubo algo. Ahora no habla. No pronuncia. No sabe. Tiene los pechos caídos, la mirada cansada, no tiene futuro y ahora, al parecer, rumbea los bordes de los acantilados buscando simplemente lo que no ha de encontrar, y de así encontrar, que no sea todo lo que yo dije.

No camines sin tu abrigo, mi amor. Vos sabés como el viento pega cuando recorrés los bordes dejándote llevar.

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One Response to “Las cosas que a lo mejor te dije y que me gustaría repetirte.”

  1. a mi no me gusta pasar mucho por aca porque siempre me desnudas el alma y ... y...
    nada.

    besossssss

    SaB

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