En algún momento, en esos viajes a la panadería, volví a toparme con el viejo. En cierta manera fue tragicómico, por que de mirarnos a la cara volveríamos a reírnos de aquellos rídiculos. Sin embargo, hace mucho que no hablábamos y éstos no constituían los encuentros que cualquiera de nosotros dos hubiese deseado.
Hoy a la noche pasan la pelea, recordé, y justo pensé cómo hubiésemos o estaríamos mirando, engordando, pocas palabras, mucho sentido, borde y valor a cada comentario, facón y fusta a cada mirada. Recordar, rememorar épocas pasadas donde lo más relevante sería decir “Pasame el queso”, él con su vino y yo con mi gaseosa. O a lo mejor, hoy estaría tomando ese vino también. Es mejor, pasámelo.
Días de monigoterías mías, sin sentido, que entretienen, que simplifican, que contrastan y significan. Ahora que lo pienso sólo estaba molestándolo, o a lo mejor se extraña por ambos lados y yo sólo exagero. Exagero, medito.
En fin, me saludó, yo lo saludé, él me saludó, todo en una manera muy educada.
Nada más. No sonrió. Nada volvió.
Hay veces en la vida que prefiero no preguntar las cosas, no quiero saber que pasó.
Quizás las cosas así están mejor.
Para el resto…
siempre me gusta loq escribís.
Desde q tengo 12 años.
me hace sonreir con nostalgia
mua
1 | ivita April 26th, 2006 at 6:09 pm